Dance diagram - Andy Warhol Quien mejor define los misterios del lenguaje es el apóstol Juan en su evangelio: “El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Es sano pronunciar todas las mañanas esta breve oración, así nos prepararemos para invocarla al enfrentar la muerte, ese paso que sugiere, con su carga de enigma y carencia de testigos, que al morir la carne y los huesos retornan a la eternidad del verbo hasta perderse en un archipiélago cada vez más silencioso. El medio por el cual el verbo se hace carne es el lenguaje. Solo un lenguaje capaz de unir los extremos del verbal espíritu y de la carnal materia será capaz de lograr una trasmutación tan prodigiosa (aunque pocas veces advertimos eso que llamamos “encontrar la palabra”). No es casual que para satisfacer nuestra manía de separarnos de los otros animales usemos esa facultad como prueba irrebatible. Para los enamorados no siempre es fácil verbalizar su amor y sus deseos de poseer. Aún hoy, a más de dos mileni